sábado, 3 de julio de 2010

Cuentos con un poco de Maldad

La diversión de Matías.

Cuando Ana recobró el sentido, seguía atada al poste de acero. Tenía las muñecas sujetas por una gruesa cuerda. Otra soga le apretaba los tobillos. Apenas podía balancear la cabeza. Le sobrevino el acre olor de la sangre seca. Eso terminó de despabilarla.
El tipo que la había secuestrado estaba sentado frente a ella, en una mecedora que crujía en su movimiento de vaivén. Solo sabía que se llamaba Matías. En aquel instante, volvía a apuntarle con su arma. El cañón de la escopeta se alineaba directamente con el centro de su pecho, donde el corazón le latía nerviosamente por efecto del exceso de adrenalina.
Matías apretó el gatillo sin dudarlo y un ensordecedor estampido atravesó el aire de la habitación casi tan rápido como el proyectil. El disparo destrozó el esternón de Ana. Naturalmente, de forma instantánea,el corazón dejó de funcionar.
Con la mirada perdida, Matías soltó una carcajada, le dio un mordisco a su bocadillo y se reclinó en la mecedora, mirando a su presa inerte. Esperando.
Al cabo de unos minutos, solo le quedaban unas migajas de pan. Justo en ese momento, Ana volvió a despertarse. Sus ojos se encontraron de nuevo con la expresión cruel de Matías, que observaba atentamente cómo dejaba de brotar sangre por la herida del pecho y se coagulaba en la ropa, destrozada por los agujeros de bala.
Matías la encañonó sin poder evitar una sonrisa.
-Qué divertida es la inmortalidad, ¿verdad? –se burló, cerrando el ojo derecho para apuntar mejor-. Para los demás, claro.
Era la primera vez que hablaba con ella. Hasta entonces se había limitado a reír tras cada disparo, aunque Ana a duras penas podía escuchar su voz en el crítico intervalo de tiempo en que su organismo reaccionaba frente a la muerte y la vencía. Esta vez, antes de que abriera fuego, ella le respondió.
-En algún momento, tendrás que recargar el arma o te cansarás de estar sentado ahí, o quizá tengas que ir a mear… Entonces, te aseguro que ya no será tan divertido.
Matías disparó. Esta vez el impacto le reventó varias costillas, además del estómago. Estuvo a punto de volver a apretar el gatillo, pero, de pronto, sintió que no debía malgastar una sola bala. De pronto, sintió miedo.

Autor: José Ángel Muriel.

Cuentos con un poco de Maldad

Este pequeño cuento, el cual encontré indagando por la red me llamó enormemente la atención!
Es de la famosa y premiada Escritora: Patricia Esteban Erles.
Es breve,provocativo,sobreacojedor y según mi opinión no deja al lector pestañear un solo segundo hasta que lo termina. Aquí os lo expongo.

HIPOTERMIA.

Después de pasar toda la tarde follando en la habitación del hotel habéis permanecido dentro de  una bañera gigante que olía horriblemente a rosas hasta que se os han arrugado las yemas  de todos los dedos. Luego  habéis decidido ir  a  cenar a aquel restaurante tan coqueto del puerto donde él te besó por primera vez, cuando aún no sabíais muy bien qué iba a pasar en unas horas con todo lo demás, con los otros. Los otros éramos tan solo una nube negra de pasado, tu marido y su mujer, dos perros de humo a los que esa misma noche, después de las ostras y un par de botellas de vino blanco, prohibisteis cruzar la puerta de la misma habitación del mismo hotel (sois tan cursis) donde os habéis hospedado hoy. Sonríes. Eres feliz y el mantel de cuadros rojos y blancos te parece tan bonito que no te queda más remedio que acariciarlo con las puntas de los dedos. Pero de pronto sientes frío en los hombros, un frío atroz  y buscas instintivamente la rebeca que al llegar colocaste en el respaldo de la silla. Al otro lado de la mesa, él pone ojos de guarro y te dice que va a pedir centollo y el mismo vino blanco de entonces, te pregunta si le ayudarás con las ostras, pero aunque te parece buena idea y quieres decirle que sí y volver a sonreír, un punto lúbrica, te castañetean los dientes. Él te mira, qué pálida te has puesto, mientras tú sientes por dentro el soplo de un viento helado cristalizando tu torrente sanguíneo. No lo sabías, pero ahora intuyes con horror que el frío puede dejarte ciega, que quema los huesos y agujerea los pulmones, verdad, no sabías que en el caso improbable de que sigas viviendo un médico compasivo deberá ir talando pequeños trozos de ti, los más frágiles e inocentes, fragmentos dulces como los lóbulos de tus orejas, tus dedos meñiques, esos pezones de niña que tanto le gustan, para intentar salvar la venus mutilada en que yo, hoy, si quisiera, podría convertirte. Tu marido se quedó calvo del disgusto, nunca superó el vacío que dejaste en el juego de maletas al llevarte la samsonite roja mediana. Yo, en cambio, después de que él viniera a por sus cosas y me enseñara una  foto tuya entre las sábanas para que no quedara ninguna duda, decidí aprender vudú. Y mira, resulta que me divierte tanto meter y sacar del congelador la muñequita de trapo a la que le puse melena de fregona y le pinté tus mismitos ojos de vaca asturiana, que por hoy te salvas. Dejaré que él, algo confuso, te lleve de vuelta a la cama y te  arrope  con la única manta que encontrará en el altillo del armario. Pero de follar, ni hablamos, querida, ahora tú eres una gélida figura de hielo, la madre de todos los gintonics, una estalactita, y él, un friolero, un hipocondrias que teme acatarrarse a la mínima, no va a tocarte ni loco. Buenas noches y felices sueños.  Mañana, si te parece, probamos con el horno.

(Autora Patricia Esteban Erles)

Presentación

Esta será mi primera Entrada en el Nuevo Blog del LadoOscuro.

Con este blog, no pretendo (Ni mucho Menos) Fomentar el mal,el odio o ningún tipo de aliciente con estas características.
Mi propósito es el de dar a entender un nuevo punto de vista al mundo en el que vivimos y como hemos llegado a ver y a entender el mal y la maldad que hay en el.
A través de cuentos,libros,películas,noticias y curiosidades en la que todos podremos participar y dar nuestro punto de vista.

Así diariamente expondré mi opinión de todo aquello que me parezca acertado e interesante, y os invito a todo aquel que le guste esta temática a que participe en ella.

Así pues me despido Humildemente

Vuestro más Sincero escritor.
LadoOscuro